CIRCULOS INFINITOS

No le fallé al mundo, me fallé a mí mismo.

VIDAL ESTEVEZ Season 1 Episode 3

Un encuentro fortuito puede transformarlo todo en un instante. Durante mis vacaciones en Colombia hace más de doce años, mientras disfrutaba de un evento en la azotea de un hotel, mi atención fue captada por un sonido casi imperceptible. Al mirar hacia abajo, vi algo que cambiaría mi perspectiva para siempre: un hombre arrodillado junto a contenedores de basura, buscando algo para comer.

Su rostro, su mirada profunda, la tristeza impregnada en cada arruga de su expresión... todo quedó grabado en mi memoria como una herida que el tiempo no ha podido sanar. Cuando le pregunté cuándo fue la última vez que había comido una comida caliente, su respuesta sincera —"Francamente, no lo recuerdo"— me atravesó el alma. Lo llevé a un restaurante cercano y le di algo de dinero, pero aún hoy, más de una década después, me atormenta la sensación de no haber hecho lo suficiente.

Esta experiencia nos confronta con preguntas incómodas pero necesarias: ¿Cuántas oportunidades de ayudar dejamos pasar cada día? ¿Por qué miramos hacia otro lado ante el sufrimiento ajeno? Nadie está exento de caer en circunstancias desesperadas, y sin embargo, normalizamos la indiferencia. Te invito a reflexionar sobre las pequeñas acciones que pueden marcar una diferencia enorme en la vida de alguien más. ¿Qué harás la próxima vez que la vida te ponga frente a alguien que necesita tu ayuda? Escucha esta historia y quizás, al final, algo en ti también cambie.

Send us a text

Speaker 1:

Esto es Círculos Infinitos. Soy Vidal Esteves. Aquí no hay temas pequeños. Todo lo que nos mueve, nos rompe o nos transforma merece ser contado, porque al darle voz le damos sentido Y al escucharlo nos encontramos Acompáñame. Pocas veces he compartido.

Speaker 1:

Es una historia que, aunque ocurrió hace años, sigue viva en mi mente como si hubiese sucedido ayer. Una historia que cada vez que la recuerdo me duele. No es fácil hablar de esto, pero hay algo dentro de mí que me dice que hoy debo hacerlo, porque tal vez tú también necesitas escucharla. Tal vez, al compartirla, logremos juntos algo más que solo recordar. Logremos reflexionar, porque a veces la vida nos pone frente a algo, nos pone frente a alguien y nos da la oportunidad de marcar la diferencia. La pregunta es ¿qué hacemos con esa oportunidad? Hoy quiero que viajemos juntos a ese momento, a esa noche en la que vi algo que cambió mi forma de ver el mundo completamente Y quizás, al final de este episodio, algo en ti también cambia.

Speaker 1:

Me encontraba de vacaciones en un hotel en Colombia y había organizado un evento en la azotea, y estábamos disfrutando de lo normal Música, aperitivos, bebidas y una vista espectacular del atardecer. Todo se sentía simplemente perfecto. Y entonces escuché un ruido. No sé por qué lo noté. Era un sonido lejano, casi imperceptible, pero había algo en él, algo que me hizo mirar hacia abajo. Y ahí lo vi, mirar hacia abajo y ahí lo vi Un hombre arrodillado junto a unos contenedores de basura.

Speaker 1:

La imagen, la simple imagen, me golpeó, me sorprendió. Me quedé prácticamente inmóvil, tratando de entender lo que estaba viendo. Y le pregunté a la persona que estaba a mi lado, tratando de entender lo que estaba viendo, y le pregunté a la persona que estaba a mi lado ese hombre ¿qué está haciendo? Me miró y, con la naturalidad de quien ya ha normalizado el sufrimiento ajeno, me respondió está buscando algo de comer. Debe tener hambre.

Speaker 1:

En ese instante sentí un nudo en la garganta. Algo dentro de mí me gritó que tenía que hacer algo. Sin pensarlo, corrí hacia el ascensor y mientras bajaba, con cada número que descendía en el panel, solo tenía un pensamiento en mi cabeza Dios mío que todavía esté ahí. Cuando llegué al lobby, salí corriendo y miré hacia la calle. Y ahí estaba. Me acerqué en silencio, le toqué el hombro y cuando se giró mi cuerpo se congeló. Su rostro, su mirada.

Speaker 1:

Para quienes son creyentes, entenderán cuando digo que su semblante me recordó a las imágenes de Jesucristo Delgado barba desordenada, ojos profundos y además, además, parecía estar en sus treinta y tantos años, quizás 32, 33. Pero lo que más me impactó no fue su apariencia, fue su tristeza, esa tristeza que no se refleja solo en los ojos, sino en la piel, en los gestos, en el alma. Respiré profundo y le pregunté Señor ¿cuándo fue la última vez que comió una comida caliente? Se quedó en silencio. Me miró con una expresión perdida, como si la pregunta le doliera más que el hambre, como si en ese momento se diera cuenta de que ya ni siquiera podía recordarlo. Pasaron largos segundos antes que respondiera y me dijo francamente, no lo recuerdo. Sentí que algo dentro de mí se rompía.

Speaker 1:

En ese momento. Le pedí que se levantara y lo llevé a un restaurante cercano. Le dije pide lo que quieras para hoy y para mañana. Pidió su comida y mientras esperábamos, apenas hablaba, pero en su rostro se notaba algo que jamás olvidaré.

Speaker 1:

Cuando salimos del restaurante, nos despedimos, me miró a los ojos, estrechó mi mano y me dijo muchas gracias, que Dios te lo pague. Antes de irme, le di un poco de dinero. No era mucho, no lo suficiente, pero al menos sentí que lo estaba ayudando. Por lo menos eso pensé. Sentí que lo estaba ayudando. Por lo menos eso pensé. Y quizás ahora te estés preguntando ¿por qué te cuento esto? Tal vez piensas que lo hago para darme crédito por haber ayudado a una persona necesitada, pero en realidad siento exactamente lo contrario, porque han pasado más de 12 años desde aquella noche y aún no puedo perdonarme por no haber hecho más.

Speaker 1:

Aún veo su rostro, aún escucho su voz diciéndome que Dios te lo pague, pero lo que sí sé es que esa sensación de insuficiencia sigue ahí como un recordatorio de que a veces la vida nos da oportunidades para marcar la diferencia y muchas veces las dejamos pasar o hacemos demasiado poco. Por eso te pregunto a ti ¿estamos haciendo suficiente? Todos los días vemos sufrimiento a nuestro alrededor, pero ¿cuántas veces miramos hacia el otro lado? ¿Cuántas veces pensamos que alguien más va a ayudar? ¿Cuántas veces nos quedamos cortos, como yo aquella noche? La vida de ese hombre sigue siendo un misterio para mí. No me pareció alguien que siempre vivió en la calle. Su forma de hablar me hicieron pensar que alguna vez tuvo quizá otra vida, que algo pasó, que algo lo llevó hasta ese punto. Y eso me recuerda otra verdad que solemos ignorar Nadie está exento de caer. La vida es impredecible. Creemos que la pobreza extrema, el hambre, la desesperación solo les ocurren a otros, hasta que un giro inesperado nos demuestra lo contrario.

Speaker 1:

Imagínate por un momento no tener nada no un hogar, no un plato de comida, no la certeza de si mañana vas a sobrevivir. Imagínate tener que hurgar en la basura con la esperanza de encontrar algo comestible. Si ese pensamiento te incomoda, si te duele en lo más profundo, entonces pregúntate ¿por qué no hacemos más? La verdad es que la vida nos da oportunidades de ayudar todos los días, a veces con un gesto, a veces con una palabra, a veces con una acción que puede parecer pequeña para nosotros pero enorme para alguien más. Porque ayudar no solo es un acto de caridad, es un acto de humanidad. Y la próxima vez que la vida te ponga frente a alguien que necesita ayuda, haz lo que puedas. No te quedes con la duda de qué más podrías haber hecho. No dejes que el miedo o la indiferencia te detengan, no asumas que alguien más lo hará, porque cuando se trata del dolor ajeno, nunca es suficiente hasta que realmente hacemos la diferencia. Y sabes, aunque ha pasado tanto tiempo ya, cuando lo recuerdo, cuando revivo aquel instante, cada vez que lo hago, como hoy mientras grabo este episodio, las lágrimas siempre vuelven a mis ojos.

Speaker 1:

Hay imágenes en nuestra vida que quedan impregnadas en la memoria para siempre. Algunas se desvanecen con los años, otras permanecen intactas como cicatrices en el alma. Esta fue una de esas. Jamás olvidaré su rostro.

Speaker 1:

Nunca borraré de mi memoria sus ojos cargados de tristeza, de vacío, de algo que me marcó de una forma que ni siquiera puedo describir. Algunos tenemos tanto y no lo valoramos. Nos ahogamos en deseos superficiales, ansiamos más, exigimos más, mientras hay quienes darían todo por una sola oportunidad de tener lo que ya nosotros damos por sentado. Y a veces me detengo a pensar ¿estará vivo? Dónde estará esta noche? Cómo terminó la historia de ese hombre? Cómo terminó la historia de ese hombre? Me hago esas preguntas una y otra vez, pero el silencio es siempre la respuesta. Y quizás, al terminar de escuchar esta grabación, podrías decirme no te sientas así.

Speaker 1:

Hiciste por lo menos algo. Hiciste más que todas las personas que lo vieron esa tarde y no hicieron nada. Pero eso no me consuela, eso no me alivia, porque sé en lo más profundo de mi corazón que no fue suficiente. Ojalá que esta grabación no solo quede en tus oídos, sino en tu conciencia. No solo quede en tus oídos, sino en tu conciencia. Ojalá que te haga mirar de manera diferente a aquellos que no han sido tan afortunados como nosotros. Ojalá que podamos ser la voz de los que ya no pueden hablar Y la luz de esperanza de aquellos que llevan demasiado tiempo atrapados en la oscuridad. Hasta el próximo episodio.